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Digital Legacy: ¿qué pasa con nuestra vida digital cuando fallecemos?

¿Qué sucede con los datos de una persona fallecida? ¿Cómo se accede a su teléfono o cuentas digitales cuando ya no está? ¿Quién ha de gestionar toda esa información? ¿Legalmente, a dónde recurro para pedirlos?

Son muchas las preguntas que uno empieza a hacerse cuando alguien cercano ya no está entre nosotros y somos los encargados de recopilar todos sus datos para que también se cierre su ‘vida digital’.

Conseguir resolverlas sigue siendo, un proceso lento, largo y no exento de complicaciones, que pone de manifiesto la falta de cultura en lo relativo a la herencia digital o digital legacy.

Digital Legacy de Apple: una función que pone el problema sobre la mesa

Es evidente que esta herencia digital es consecuencia de las nuevas tecnologías, y, por lo tanto, es un problema relativamente reciente. Aunque lentamente, cada vez se va teniendo más conciencia de la herencia digital, y las empresas que poseen nuestros datos empiezan a cuidar este proceso.


Es el caso, por ejemplo, de Apple, que lanzó el servicio Digital Legacy en su actualización de iOS 15.2. Esta función permite que el titular del dispositivo pueda dar permiso a un máximo de cinco cuentas para que, cuando se presente el certificado de defunción, se pueda acceder al sistema con la clave proporcionada, y gestionar así los datos que Apple tiene del fallecido. El plazo de vigencia de estos permisos es 3 años; más allá, la posibilidad de acceso se pierde para siempre.

Preguntas y respuestas sobre el Digital Legacy

¿Se quedan nuestros datos digitales en el limbo?

No es fácil saber cómo quedan (y dónde) las fotografías, emails, lista de contactos, claves, etc. tras un fallecimiento, a pesar de que es la cuestión clave de la herencia digital.

Hasta hace muy poco -y en muchas ocasiones sigue pasando-, acceder a la información de alguien fallecido era imposible si no lo dictaminaba un juez. Se producía (y sigue pasando) de este modo porque no hay un testamento específico sobre ello.

Además, nuestra dependencia de las grandes tecnológicas (Google, Facebook, Amazon, Apple, etc.) implica que dependemos de las herramientas que estas nos proporcionan para gestionar la herencia digital Afortunadamente, ya se están tomando medidas para que pueda ser algo mucho más natural, rápido y eficaz. Una de las iniciativas más interesantes en este sentido es TrustForWills, impulsado por la compañía AtSistemas. Aprovecha la tecnología blockchain para la elaboración de un testamento digital basado en un smart contract.

¿Es importante  dejar mis voluntades digitales por escrito?

Sí, por supuesto. Si está en un testamento, todo resuelto, pero aún es algo que no se trata con la importancia y sensibilidad que el asunto merece.

Además, pese a que uno pueda ser el heredero de los datos digitales de un difunto, si las empresas que poseen la información de la persona fallecida no cuentan con un sistema específico para facilitar la tramitación, el proceso puede alargarse demasiado en el tiempo.

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¿Cómo se prepara la herencia digital?

Cada día tenemos más información digital y, por esos, desde  hace unos años,  en el testamento se puede dejar también escrito con qué contamos cada uno y qué claves dejamos a cargo de la persona o personas elegidas para su gestión tras nuestro fallecimiento. Esto incluye nuestros accesos a cuentas de redes sociales, correos electrónicos, incluso a cuentas bancarias.

Todo lo que tenemos y que no se pierde con nuestro fallecimiento, dará tranquilidad a todas las partes si se deja atado legalmente. Así, lo más habitual es dejar todo en manos de algún familiar o persona de mucha confianza a través de un testamento, pero también  en manos de empresas especializadas que son las encargadas de seguir las instrucciones que cada cliente ha dejado por escrito.

Avanzando en la gestión del post mortem digital

Es evidente que queda todavía mucho trabajo por hacer y que también es necesaria una mayor concienciación social. Es importante que todos tengamos presente que algún día no estaremos y que debemos depositar en alguien la confianza de nuestros datos digitales hasta la fecha.

Y por supuesto, es un paso adelante que lo digital entre también dentro del proceso post mortem.

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