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Inversión en criptoactivos y educación financiera

Hoy lunes 13 de septiembre publicamos en Nuestros Datos Seguros el siguiente artículo de Santiago Carbó Valverde, director de Estudios Financieros de Funcas, en el que destaca la importancia de facilitar al ciudadano la comprensión y el conocimiento de un fenómeno tan vertiginoso como es la digitalización financiera, y en particular los criptoactivos, para discernir adecuadamente las innovaciones que crean valor de las que implican excesivos riesgos o son de dudosa legalidad.

Redacción NDS

Los principales supervisores financieros y el sector bancario coinciden en la necesidad de mejorar los niveles de educación financiera para lograr que los patrones de ahorro e inversión de la población y la estabilidad financiera puedan preservarse. Han sido muchas las iniciativas que asociaciones como CECA ha realizado de forma individual o en colaboración para elevar la comprensión de la realidad financiera entre la población. Este esfuerzo resulta particularmente importante entre las generaciones más jóvenes. En países como España, los nacidos en los años 80 y 90 del pasado siglo han vivido desde su mayoría de edad una gran crisis financiera, un período largo para su resolución y una pandemia que han afectado a su acceso al mercado de trabajo, a sus expectativas de renta y a sus expectativas sobre la capacidad del sistema para garantizar una suficiente solidaridad intergeneracional. 

Alcanzar cotas más elevadas de capacidad de educación financiera adquiere también relevancia en un entorno de mercado que no está, precisamente, caracterizado por lo que académicamente podría considerarse normalidad financiera. A las dificultades para lograr un empleo en buenas condiciones o adquirir una vivienda, muchos jóvenes tienen que sumar la dificultad de rentabilizar su ahorro en un entorno de tipos de interés inusualmente reducidos y, en muchos casos negativos. La escasez de instrumentos de inversión con rentabilidades atractivas propicia que otras alternativas con elevados problemas de reputación y de información asimétrica y, de alguna forma, relacionados con un entorno tecnológico que resulta especialmente atractivo a los más jóvenes, ganen terreno. Este es el caso de las criptomonedas. Muchas han sido las advertencias de reguladores y supervisores en todo el mundo sobre los considerables riesgos inherentes a estas inversiones. Más recientemente, el problema se ha agravado cuando a esa incertidumbre se le han añadido numerosos casos de fraude en los que la población de menor edad se ha visto involucrada tanto como inversora como parte inconsciente de una comercialización engañosa. Tras numerosos casos en Estados Unidos y Asia, en España se están observando en los últimos años sistemas de comercialización y negociación construidos como estafas piramidales. 

En los últimos meses, se están instruyendo en la Audiencia Nacional las primeras macro-causas por fraudes piramidales siguiendo un esquema Ponzi, que consiste en la captación de capital de terceros prometiéndoles la realización de importantes inversiones en criptomonedas por las que obtendrían intereses de hasta el 25%. Destaca el caso de Arbistar, una presunta estafa que afecta, al menos, a 17.000 bitcoins, lo que equivale a cerca de 500 millones de euros. Según los principales organismos supervisores, las estafas encuentran una vía para su penetración porque, entre otras cuestiones, existen deficiencias en educación financiera entre los más jóvenes. Se estima que el 16% de los usuarios de criptomonedas en la UE tiene entre 18 y 25 años, el 25% entre 26 y 35 años y el 31% entre 36 y 45 años. En España se ha calculado que el porcentaje de jóvenes que tiene algún tipo de inversión en criptomonedas ya alcanza el 12%. 

Las autoridades supervisoras han mostrado su preocupación ante los casos de fraude y su penetración entre los jóvenes y apelan a la educación financiera como uno de los mecanismos más poderosos para reducir su incidencia. En la Encuesta de Competencias Financieras (ECF) desarrollada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Banco de España, la población entre 18 y 34 años registra tantas respuestas correctas como incorrectas, lo que equivale a un aprobado raspado que, según estas instituciones, es del todo insuficiente. Por ello, instan a sumar más contenidos de educación financiera a los currículos escolares. Los últimos informes PISA sitúan los niveles de educación financiera en España en el puesto 15 de 20 países analizados. Algo tan sencillo como el “Decálogo para evitar chiringuitos financieros” que tiene la CNMV en su web podría ser de elevada utilidad para los alumnos españoles antes de incorporarse a estudios superiores o al mercado de trabajo. Los contenidos específicos sobre criptomercados podrían tener que incorporarse en las actualizaciones de los Planes de Educación Financiera elaborados por la CNMV y el Banco de España desde 2017 y que deben revisarse en 2021 para los próximos años.

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Ninguna de las precauciones anteriores es óbice para considerar que el conjunto del critpomercado está afectado por problemas de fraude o suficiente falta de soporte financiero y confiabilidad. El Reglamento Europeo de Mercados de Criptoactivos (MiCA) que se está desarrollando puede ser una oportunidad para distinguir las buenas aplicaciones de las fraudulentas. En todo caso, algunos datos apuntan a que los riesgos de que el problema de fraude pueda empeorar en España son considerables. Existen estimaciones de que, aunque el 38% de los españoles ve importantes riesgos en las criptomonedas, un 35% afirma no invertir en ellas porque no las entienden. Esto deja un margen de error importante en la futura inversión en estos activos en nuestro país sin excesivos conocimientos respecto a las mismas. 

Acercar al ciudadano a la comprensión de estos fenómenos es una tarea urgente. Iniciativas como “Nuestros datos seguros” pueden colaborar a ello, así como todas aquellas que repercutan de forma positiva en un mayor entendimiento de qué implica un fenómeno tan vertiginoso como el de la digitalización financiera -y, en particular, los criptoactivos- para los ciudadanos. Cierto es que las innovaciones avanzan a veces a ritmos difíciles de controlar, pero la educación en principios básicos financieros es un buen seguro para distinguir las innovaciones que crean valor de las que implican excesivos riesgos o son, directamente, de dudosa legalidad. 

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