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Marc Masip: “El síndrome de abstinencia o la sustitución de actividades son alertas de la adicción al móvil”

Psicólogo y experto en adicción a las Nuevas Tecnologías, Marc Masip cree en la necesidad de aprender a hacer un buen uso de las nuevas tecnologías. A través de su libro y programa educativo Desconect@ alerta de la adicción y dependencia que tenemos al móvil. Lo entrevistamos.

Redacción NDS

Afirma usted que el teléfono móvil es la heroína del siglo XXI. ¿No es una afirmación exagerada? ¿Hasta qué punto es cierta?

Se habla mucho de los avances y beneficios que permiten las nuevas tecnologías. Detrás de estas promesas hay muchas veces intereses comerciales y lobbies económicos muy influyentes y esto explica que apenas se hable del mal que pueden generar los dispositivos móviles si no se controla bien el uso que hacemos de ellos.

Para mí, la tecnología es buena si se utiliza correctamente y es mala si se utiliza mal. Así de simple. En el caso del móvil el problema es que muchas veces los usuarios no saben lo que les puede llegar a pasar si lo utilizan mal, y, sin embargo, lo que estamos viendo es que el mal uso de la tecnología puede potenciar patologías o generar una adicción que puede ser muy seria. En estas situaciones, obviamente, no podemos decir que la tecnología sea buena.

Por tanto, no es que sea malo tener un móvil, pero sí usarlo inadecuadamente.

Ahora bien, lo primero que hay que hacer es imponer límites a las empresas tecnológicas. No puede ser que niños de 8 años vean pornografía, no puede ser que a los 12 años tengan acceso a información que explica cómo vomitar para adelgazar o cómo cortarse y autolesionarse.

Por otro lado, hay que ofrecer formación para educar a padres, madres, educadores, sanitarios, profesores…

¿Qué quiere decir exactamente cuando dice que hay que eliminar de las aplicaciones lo que es nocivo?  ¿Se trata de restringir las aplicaciones?

Se lo explicaré con un ejemplo:  según el CIS la edad media del primer contacto con la pornografía es a los 8 años. Esto es terrorífico ¿Se debería restringir su uso a menores? Evidentemente.

España ostenta el triste récord de ser el país con más adicción adolescente a la red de toda Europa, con un 21,3% casi el doble de la media que está en 12,7%. Hoy vemos a niños que apuestan gracias a sus móviles, niños que compran en la red con la Visa de sus padres o abuelos, etc. Esto tiene que acabar. Cuando hablo de restricción hablo de prohibir, no me escondo.

El otro día estuve con la Directora General de Meta (Facebook) y me decía que la mayor crisis de seguridad que han tenido se debía a que una empleada explicó que sabían que algo iba mal y no hicieron nada. Por lo que yo creo que tienen la suficiente capacidad como para bloquear algo que saben que es malo.

Si saben ofrecerte lo que necesitas, como para no poder bloquear lo que es malo.

Exacto

¿Quiénes son los que sufren mayor adicción a las pantallas? ¿Somos todos adictos potenciales o existen perfiles más vulnerables?

Los más vulnerables son los adolescentes, por la falta de madurez a esa edad y porque está todo pensado para que consuman. Su cerebro no está todavía desarrollado para poder controlar y asimilar los reclamos de la red, pero, aun así, se les ofrece todo tipo de aplicaciones y, además, muchas de ellas sin coste, y concebidas para fomentar un uso intensivo.

En el caso de las redes sociales, las utilizan chicos y chicas por igual, pero estamos viendo más adicción entre las chicas. Respecto a los videojuegos, juegan por igual, pero el 95% de los adictos son chicos.

¿Influye de alguna manera el nivel educativo o el medio social?

Influyen poco, ya que todo el mundo tiene acceso a las nuevas tecnologías.

¿Cómo podemos saber si realmente estamos ante un adicto digital?

Algunas señales son tener síndrome de abstinencia cuando la persona ve que no puede utilizarlo su dispositivo, la sustitución de actividades, es decir, dejar de dormir, de estar con la familia, de hacer deporte, o de ir al colegio y estudiar, la pérdida de comunicación con la familia y amigos, la disminución del rendimiento académico o laboral o el gasto excesivo con el teléfono. Y en general el simple hecho de querer usar menos el móvil y no conseguirlo.

Respecto al síndrome de abstinencia, ¿ocurre lo mismo físicamente como cuando se intenta dejar de fumar?

Exactamente lo mismo. El simple hecho de necesitarlo te genera un cambio en el estado de ánimo y te genera ansiedad.

Algunas de las señales de riesgo es estar mucho tiempo aislado en la habitación conectado. Si el día tiene 24 horas y gasto 8 en estar con mi móvil,  claramente estaré dejando de hacer muchas cosas. También los cambios emocionales son sintomáticos de la adicción y, sobre todo, si se aprecian cambios de humor o comportamientos agresivos o violentos cuando una persona se encuentra privada de acceso a la tecnología.

¿Qué impacto tiene en los jóvenes la gran exposición digital a la que están sometidos? ¿Hay cambios neuronales, efectos a nivel cerebral?

Neuronalmente, por primera vez en la historia estamos viendo que el coeficiente intelectual de los hijos es más bajo que el de sus padres. No está directamente asociado, pero yo, personalmente, sí que le doy importancia.

El móvil también está afectando la manera en la que nos relacionamos con los otros. En este nuevo modelo de relación, muchos de los adolescentes con los que trabajo suelen decirme que se sienten capaces de decirlo todo a través de una pantalla, pero que no saben cómo hacerlo si es cara a cara. Realmente todo es más fácil a través de WhatsApp o de una llamada ¿pero tienen estos chicos las habilidades interpersonales como para decirlo en persona o están forjando una actitud o forma de relacionarse más cobarde?

De hecho, nuestra relación con los demás en las redes es siempre vendiendo nuestra mejor versión, que poco se asemeja a una versión real, y que, sin embargo, también puede ser muy estupenda. Esto genera un alto nivel de frustración, que es muy amiga de la depresión y de la adicción.

¿Dónde ve la parte buena del móvil? ¿Puede un uso adecuado estimular cognitivamente de manera positiva a nuestros hijos?

Por ejemplo, permite tener más información y esto puede ayudar a la reflexión. Ahora no preguntas en un examen de historia cuándo pasó un hecho, porque eso cualquiera puede buscarlo y encontrarlo fácilmente en la red. Es más enriquecedor hacer un debate, por ejemplo, sobre qué pasaba con las mujeres cuando se conquistaba un pueblo.

De todas formas, yo no veo necesario el uso del móvil en los jóvenes, pero es verdad que puede ser útil en la medida que permite la interconexión y la afectividad entre las personas siempre, claro está, desde el buen uso. Si yo hago diez videollamadas al día, pero no veo a nadie presencialmente no me sirve de mucho, aunque si hay una pandemia y hablo por videollamada con mi abuela, me sirve muchísimo.

ES importante entender que pueden ser herramientas útiles, pero no mejoran al ser humano, no nos hacen mejores.

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La mayoría de los padres reconocen sus dificultades a la hora de educar en el uso correcto del móvil. ¿Qué consejos concretos les daría para encajar mejor estas nuevas tecnologías?

Yo no le daría un móvil a un joven antes de los 16 años. Si debido a la presión social ocurre antes, lo primero que haría es formarme para que mi hijo pueda tener móvil, es decir estar informado para educarle bien. Seguidamente, le controlaría y le pondría límites, y sobre todo hablaría mucho con él de los peligros y de las realidades.

¿Cree que eso se puede combatir solamente a nivel individual? ¿No debería haber un apoyo mucho más colectivo para cambiar las reglas del juego?

Totalmente. Una de las cosas que digo siempre en prensa es que hay que elaborar leyes estatales que rijan el buen uso de la tecnología. Porque la verdad es que a título individual cuesta mucho afrontar esta realidad si no hay una fuerte concienciación social que te respalde.  

El que no tiene móvil, ¿no se siente excluido?

Mi hijo no tiene móvil. Y me dicen siempre que sin móvil mi hijo no va a tener amigos.  ¡No es verdad! Esto es un miedo paternal absurdo. Lo que sí que vemos es más aislamiento social debido al móvil, más ciberbullying y menos herramientas interpersonales.

Un niño de 14 años que monta un cumpleaños invita a sus amigos, tenga o no WhatsApp. Y a lo mejor con un móvil mal gestionado, sí que no tendrá amigos.

¿Están preparados los jóvenes para los problemas colaterales al móvil como las estafas, problemas de ciberseguridad, etc.? ¿Cómo hay que abordarlo?

Están en riesgo porque no ven la problemática real, no tienen conciencia de lo malo. Un cerebro poco madurado y reflexivo recibe publicidad para que consuma: “Apuesta” y sale Rafa Nadal, “Juega”, y sale José Coronado. Son las víctimas perfectas.

¿Los adultos también sufren el efecto de las nuevas tecnologías?

También se están viendo afectados. Primero, porque hay una brecha digital; segundo, porque se han tenido que adaptar obligatoriamente a esto; y tercero, porque también hacen un mal uso. El 72% de los accidentes de coche son por mirar o tocar el móvil, y no hay ningún adolescente que conduzca, son los adultos.

¿Cuáles son los retos y con qué dificultades se encuentra tu proyecto “Desconect@” en un mundo caracterizado por la digitalización vertiginosa?

Que mis centros estén llenos quiere decir que la sociedad está mal. Es una realidad. Los centros públicos están llenos, los privados tienen todos lista de espera. Estamos atravesando un problema de salud mental entre los jóvenes muy serio, y cada vez a edades más tempranas.

Tenemos dos tipos de centros. Un colegio para alumnos con dificultades de aprendizaje, como TDH, dislexia, anorexia, desmotivación con seis alumnos por clase. Y luego tenemos hospitales de día, como tratamiento intensivo. Son centros donde los jóvenes pasan el día, pero duermen en su casa. Tratamos a chicos y chicas con problemas de salud mental de todo tipo, pero la especialización es la  adicción al móvil,  redes sociales y videojuegos.

Evidentemente, hacemos muy buen trabajo porque damos altas, pero la verdad es que tenemos mucha demanda.

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