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Li-Fi: ventajas y riesgos de Internet en una bombilla

Del mismo modo que no podemos imaginarnos nuestro día a día sin Internet, lo mismo ocurre con algunas de las tecnologías que facilitan nuestra conexión y comunicaciones. Entre ellas, el Wi-Fi, concepto popular con el que denominamos a las redes inalámbricas.

Aunque es cierto que la aparición de las redes 4G y la paulatina implementación del 5G (sumado a tarifas de datos móviles cada vez más asequibles y casi ilimitadas) lo han convertido en menos imprescindible que antes, lo cierto es que el Wi-Fi continúa siendo una de las características más demandadas, sobre todo en espacios públicos. Solo hay que fijarse en el sector del turismo y la hostelería: la disponibilidad de enchufes donde cargar nuestros dispositivos y una red Wi-Fi estable está entre lo más valorado por los clientes.

Este año se cumplirán 23 años desde el nacimiento de la Alianza WiFi, que unió a empresas como 3Com, Aironet, Intersil, Lucent Technologies, Nokia y Symbol Technologies. El objetivo: establecer un estándar de conexión inalámbrica que ha llegado hasta nuestros días. Y aunque es cierto que la tecnología Wi-Fi ha ido evolucionando (aumentando progresivamente la velocidad de transmisión de datos, y también la latencia), ahora está llegando a su límite.

Según algunos expertos, el colapso del espectro radioeléctrico (Spectrum Crunch), saturado por el imparable aumento de las conexiones Wi-Fi, pero también por las antenas de radio, las conexiones telefónicas y el Bluetooth, está a punto de llegar. Y por eso hace más de una década que algunos científicos e investigadores están trabajando en alternativas.

¿Internet gracias a una bombilla? Bienvenidos al Li-Fi

¿Os imagináis pulsar un interruptor para encender una bombilla y, al mismo tiempo, obtener conexión a Internet? Esto que parece ciencia ficción es posible gracias a la tecnología Li-Fi (Light Fidelity).

Se trata de un sistema inalámbrico y bidireccional basado en el espectro visible de la luz que posibilita la transmisión de datos mediante luces led o infrarrojas. La transmisión es posible gracias al parpadeo, que sucede a una velocidad tan alta que es imperceptible para el ojo humano. A efectos prácticos, permite la conexión a Internet a través de lámparas, farolas e incluso pantallas con tecnología LED.

El Li-Fi es una tecnología muy reciente, con poco más de una década de desarrollo. Fue en 2011, en una conferencia Ted Talk, cuando el físico alemán Harald Haas (de la Universidad de Edimburgo) habló por primera vez de ella, realizando al mismo tiempo una demostración en vivo.

Según el estudio “Global Market for Lifi Technology Analysis and Forecast 2018-2028” se espera que el mercado global vinculado al Li-Fi alcance un valor de 36.000 millones de dólares.

¿Cuáles son las principales ventajas del Li-Fi?

Como toda innovación, el Li-Fi quiere solucionar algunos de los inconvenientes de la tecnología a la que quiere superar. Así, algunos de los problemas habituales de las redes Wi-Fi aquí se convierten en ventajas:

Mayor velocidad

Aún no hay datos definitivos, ya que la tecnología está en pleno proceso de evolución, pero sus responsables prometen llegar a velocidades hasta 100 veces superiores a las de las actuales redes Wi-Fi.

Más fiabilidad

Pero la velocidad no lo es todo, ya que llega un momento en el que las diferencias son inapreciables por el ser humano que, en cambio, nunca deja de valorar un aumento en la calidad y estabilidad de la transmisión. Al utilizar el espectro luminoso, 10.000 veces mayor que el radioeléctrico, la tecnología Li-Fi logra una conectividad sin apenas interferencias, permitiendo comunicaciones mucho más estables y fiables.

Más seguridad

Por concepto, una red Li-Fi es más segura, ya que no permite la conexión a nadie que no tenga acceso a la fuente de luz. Una barrera que por ahora es muy difícil de sortear para los ciberdelincuentes.

Mayor accesibilidad

Sin cables ni complejos dispositivos, Li-Fi facilita la conectividad desde cualquier dispositivo y en cualquier lugar donde haya una bombilla LED. Además, permite la conexión a Internet desde lugares donde actualmente están prohibidas las radiaciones electromagnéticas, como por ejemplo los aviones, o en entornos nunca explorados, como bajo el agua.

Más económica

Al prescindir del uso de routers (encendidos 24 horas, 365 días al año), que son sustituidos por bombillas de bajo consumo, se espera una reducción del consumo eléctrico, algo que también es beneficioso para el medio ambiente.

También hay desventajas: inconvenientes de su implementación

Pero, como ocurre con cualquier tecnología, no todo es positivo. Aunque aún está en desarrollo y los investigadores trabajan para solventarlos, estos son algunos de los inconvenientes a los que se enfrenta el Li-Fi:

Sin luz no hay conexión: para tener Internet no solo hay que disponer de bombillas codificadoras, sino que deben estar encendidas. En cuanto ellas se apagan, la conexión también.

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Alcance limitado: el haz de luz de un led alcanza como máximo 10 metros, con lo que dependiendo del espacio a cubrir se necesitan muchas bombillas para una conexión estable y rápida.

¿Qué pasa con las paredes? A diferencia de las radiaciones electromagnéticas, la luz no puede atravesar ni muros ni los bolsillos de un pantalón, dificultando aún más la conectividad.

Estado de la cuestión: solo en el ámbito empresarial…por ahora

Aunque como ya hemos visto tiene más ventajas que desventajas, estas son suficientes para limitar la implementación del Li-Fi a nivel doméstico. Por el momento su uso se limita a entornos públicos y empresariales muy concretos.

Uno de ellos el sector del transporte aéreo. Air France, por ejemplo, ya ha realizado las primeras pruebas para incorporar esta tecnología en su flota de aviones. Mientras actualmente se prohíben las conexiones inalámbricas por los problemas de interferencias con las telecomunicaciones críticas de los aviones, un Internet basado en la luz eliminaría de un plumazo este inconveniente.

En espacios públicos como una estación de tren, muy transitados y saturados por centenares o miles de conexiones simultáneas, la conexión vía Li-Fi también sería una buena solución. En España, ADIF y la compañía Data Light ya lo han estado probando en la estación de Málaga.

La rapidez de respuesta y la ausencia de interferencias también hacen que la tecnología Li-Fi sea vista con muy buenos ojos por el ámbito sanitario. Un ejemplo es el proyecto VisIon de Berlín, que ha experimentado su uso en hospitales.

Finalmente, los proyectos de Smart Cities e Internet of Things podrían beneficiarse también de las ventajas del Li-Fi. Únicamente hay que imaginar las posibilidades de equipar las farolas de la calle, e incluso la posibilidad que los coches autónomos se comuniquen con los semáforos a través de los faros.

¿Adiós al Wi-Fi?

Como pasa siempre con tecnologías innovadoras, parece que en un plazo de tiempo muy corto deben sustituir aquello que ya utilizamos con normalidad en nuestro día a día. Pero nada más lejos de la realidad. El futuro de nuestras comunicaciones pinta muy bien con el Li-Fi, pero quedan aún unos cuantos años para que esta tecnología madure y se implemente con todas las garantías de calidad y seguridad.

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