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¿Tienen sensibilidad los algoritmos?

Una de las habilidades más sorprendentes de la Inteligencia Artificial es su capacidad de crear obras de arte. Hasta hoy, siempre se había entendido el acto creativo del artista como una experiencia humana y por tanto ligada al lenguaje de las emociones, algo muy alejado de la frialdad de ese otro lenguaje binario con el que se programan los algoritmos.  

Seguramente, para la mayoría resulte más intuitivo asociar la inteligencia artificial a cuestiones más pragmáticas que el insondable misterio del arte como, por ejemplo, las rutas alternativas que nos propone Google Maps ante una congestión del tráfico o el ciberfraude detectado a tiempo por nuestro banco.

¿Y qué pensaría Einstein?

Incluso es probable que, a un defensor por igual de la ciencia y el arte como Albert Einstein le costara asimilar la idea de que un algoritmo pueda entender el lenguaje del arte, ya que como él decía: “Sería posible describir todo científicamente, pero no tendría sentido; carecería de significado describir la sinfonía de Beethoven como una variación de la presión de las ondas auditivas.” En otras palabras, el arte no se expresa en el idioma de la ciencia sino en el de la sensibilidad emocional.

Pero es cierto que Einstein no vivió la revolución tecnológica de estos últimos años y no pudo apreciar en primera persona algunas de las creaciones artísticas que producen hoy los algoritmos. ¿Hubiese cambiado de opinión al escuchar el movimiento de esta sinfonía de Beethoven o contemplar este cuadro de Rembrandt.

¿Qué dicen los legisladores?

Más allá de estas preguntas que han quedado sin respuesta, hay otras igualmente interesantes que sí se están contestando. Por ejemplo, en el caso de las dos obras mencionadas anteriormente, ¿los derechos de autor corresponden a la empresa propietaria del algoritmo, al programador o a nadie? Las respuestas a estas cuestiones varían según los países. En EEUU y en la mayoría de los países de Europa, solamente las obras creadas por humanos pueden estar protegidas por el derecho de autor.  Sin embargo, en China, India, Irlanda o Nueva Zelanda, se reconoce el derecho de autor a los creadores del algoritmo, por ser estos los que han hecho posible la obra.

¿Qué opinan los artistas?  

La comunidad de artistas ha empezado a desenterrar el hacha de guerra. En la Corte Federal de California, tres artistas han interpuesto la primera demanda multimillonaria a una empresa de Inteligencia Artificial alegando que los algoritmos que crean obras de arte lo hacen procesando millones de imágenes que, lejos de ser de dominio público, son obras creadas en su día por artistas de carne y hueso y, por tanto, protegidas por los correspondientes derechos de autor. Como explica el abogado de los artistas: “la Inteligencia Artificial es como un parásito: se alimenta de las obras de otros artistas sin respetar los derechos de autor y sin recompensarles económicamente por ello”.

¿Qué “piensan” los algoritmos?

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En la redacción de Nuestros Datos Seguros, nos ha parecido interesante preguntarle directamente a un algoritmo su opinión sobre el arte y le hemos pedido que lo haga desde una vertiente creativa. Así que nos hemos animado a plantearle a ChatGPT (una inteligencia artificial propiedad de OpenAI de la que se habla mucho estos días) el siguiente reto: “escribe un aforismo sobre el arte” y este ha sido el resultado 9 segundos después.

El arte es la expresión del alma, la manifestación de nuestra humanidad y la fuente de nuestra inspiración.

Este aforismo destaca la importancia del arte como una forma de expresión que refleja nuestra esencia humana. Sugiere que el arte es una forma de comunicación profunda y significativa que conecta a los artistas y al público de manera emocional e intelectual. Además, el aforismo sugiere que el arte puede ser una fuente de inspiración, tanto para el artista como para el espectador, y que puede tener un impacto significativo en nuestras vidas.

En definitiva, los mismos algoritmos reconocen que la creación artística es territorio exclusivamente humano.

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