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Claves para navegar con más privacidad

En un mundo cada vez más digital, crecen los usuarios que al navegar por Internet y realizar cualquier actividad que implique la conexión a la red muestran su preocupación por el respeto a su privacidad. Y aunque la privacidad digital absoluta no existe por el simple hecho de estar conectado a la red, sí es posible lograr un nivel aceptable o tolerable. No podemos controlar por completo el uso de nuestros datos, pero sí está en nuestra mano limitar los accesos no deseados.

La privacidad absoluta no existe (solo offline)

Navegando por cualquier página web o por las redes sociales, y especialmente al realizar trámites con administraciones públicas, comprar online o realizando operaciones bancarias, estamos expuestos a infinidad de riesgos. Podemos terminar en webs fraudulentas, ser víctima de virus u otro tipo de ciberataques o quedar expuestos a la sustracción de dinero o datos personales.  

Al mismo tiempo, cada vez hay más aspectos de nuestra vida, personal y profesional, que implican la conexión a Internet o el traspaso de información a través de la red. Por lo tanto, no se trata de romper con todo y cambiar a una vida totalmente offline (algo prácticamente imposible), sino de disponer del conocimiento y las herramientas necesarias para reducir al máximo los riesgos que afecten nuestra privacidad.

Algunas preguntas que debemos hacernos sobre privacidad (y algunos consejos)

Estas son algunas de las cuestiones que debemos plantearnos en nuestro día a día en las redes para tener un mayor control de nuestra privacidad digital:

¿Por qué me piden esta información? ¿Son necesarios tantos datos?

Da igual si nos referimos a un simple formulario digital, a las redes sociales o a una compra en una tienda on-line. Cada vez que nos soliciten datos o información personal debemos preguntarnos quién lo pide y con qué finalidad.

En muchos casos se nos solicita más información de la estrictamente necesaria e imprescindible, y como regla general hay que ser muy precavido y no “regalar” alegremente nuestros datos personales.

Aunque en Europa las empresas deben cumplir la legislación vigente (GDPR) y, por lo tanto, están obligadas a protegerlos, hay que tener en cuenta que muchos de los servicios web tienen ubicaciones en países con legislaciones menos restrictivas y, por lo tanto, la protección de nuestra privacidad está en riesgo.

Un ejemplo muy ilustrativo que da que pensar: la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, la NSA, utiliza órdenes judiciales secretas que le permiten insertar “puertas” traseras en productos y servicios de las grandes compañías tecnológicas (Google, Facebook, etc.), que facilitan el acceso a la información confidencial de los usuarios.

¿Quién es el responsable de los datos y cuál es su política de privacidad?

Antes de darnos de alta a un servicio, navegar por determinadas páginas web o utilizar una aplicación, es recomendable comprobar los aspectos legales.

En España, todos los servicios de Internet deben cumplir con la LOPD y la RPGD en materia de privacidad. Esta norma implica que debe ser accesible el documento de política de privacidad, que incluye el detalle de quién o quiénes son los responsables del tratamiento de los datos (incluida la ubicación, los datos legales y la forma de contactar), y también qué van a hacer con ellos (esto incluye motivo y finalidad).

En caso de que esta información no exista o sea dudosa, es mejor abandonar la página en cuestión o el servicio.

¿Existe la privacidad en las redes sociales?

Por definición, las redes sociales implican que lo que se comparte es público, y por lo tanto deja de ser privado. Aunque revisemos las opciones de privacidad de cada red social en un intento de controlar quién puede y quién no puede ver nuestra actividad, no tenemos la seguridad absoluta de que nuestra información no pueda ser vista por terceros, y por lo tanto pueda ser copiada o difundida. Además, aunque borremos algo que hemos publicado por error y que pueda afectar a nuestra reputación digital, lo más probable es que quede registrado en algún servidor o expuesto en los motores de búsqueda.

Por lo tanto, la recomendación es clara: hay que ser muy cuidadoso con lo que se comparte en las redes sociales. Hay que plantearse qué compartir, dónde y con quién, y sobre todo no compartir nunca datos privados personales.

¿Es posible evitar el rastro digital al navegar o participar en foros públicos?

Aunque no es algo totalmente infalible, los usuarios preocupados por el rastro que deja su navegación en Internet pueden tomar algunas medidas para minimizarlo al máximo: desde el uso de una red VPN, hasta el uso de la opción de navegación privada, pasando por la gestión detallada de los permisos de cookies que autorizamos a cada una de las páginas que visitamos.

Otro aspecto muy importante para la privacidad es asegurarse del tipo de conexión que utiliza una página web. Para ello debemos fijarnos en el símbolo de candado que utilizan la mayoría de navegadores. Al hacer clic en este candado (que debe estar cerrado con conexión segura https), debe mostrarse la URL de la web de forma completa.

¿Podemos estar seguros de la privacidad del correo electrónico?

Al igual que en otros servicios, no existe la privacidad absoluta cuando usamos el correo electrónico. Pero, puesto que además de utilizarlo para comunicarnos lo usamos como nombre de usuario para acceder a muchos otros servicios, hay que ser muy cuidadoso para evitar la suplantación de identidad.

Algunos consejos básicos de seguridad y privacidad pasan por utilizar contraseñas robustas, cerrar sesión al finalizar su uso, utilizar filtros antispam i antiphishing y no abrir correos de dudosa procedencia, especialmente si contienen ficheros adjuntos o enlaces sospechosos.

Además, y siempre que sea posible, es recomendable utilizar correos secundarios menos personales para registrarnos en determinadas páginas y servicios web. De esta manera, nuestra verdadera identidad digital y nuestro correo personal o profesional estará más a salvo y, por lo tanto, también nuestra privacidad.

¿Son confiables los servicios de mensajería instantánea?

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Aunque no todos los servicios de mensajería son iguales ni velan de igual manera por nuestra seguridad y privacidad, los consejos sobre privacidad y correo electrónico son fácilmente aplicables al uso de WhatsApp, Telegram, SMS u otros servicios similares.

Hay que ser precavido con archivos y enlaces sospechosos con mensajes alarmistas, porque a menudo buscan acceder a nuestros datos o suplantar nuestra identidad. También hay que vigilar qué información se comparte, bloquear siempre a usuarios sospechosos ante la duda de su identidad y cifrar siempre que se pueda los mensajes con información más sensible.

Como muchos de estos servicios dependen de dispositivos móviles, es recomendable aplicar una capa extra de seguridad con contraseñas y otros métodos de autentificación que dificulten la suplantación de identidad y la extracción de información en caso de pérdida o robo.

¿Qué datos recopilan los dispositivos wearables y sus apps?

El creciente uso de dispositivos como pulseras o relojes que recopilan datos médicos y de salud los ha puesto en el punto de mira en materia de privacidad.

Por lo tanto, al igual que con otros servicios, recomendamos informarse de la política de privacidad de estos servicios. También es aconsejable revisar las opciones de seguridad y desactivar todo lo que implique la compartición automática de nuestra actividad en redes sociales.

¿Pueden el software y las apps atentar contra mi privacidad digital?

Respecto a la instalación de software y aplicaciones móviles (especialmente las que son gratuitas), la norma general recomienda no instalar nada de tiendas que no sean oficiales, buscar información sobre los desarrolladores o responsables del software, y sobre todo nunca instalar nada a partir de un enlace que llegue por correo electrónico o servicios de mensajería.

¿Puedo guardar mi información y datos privados en la “nube”?

Utilizar servicios de almacenaje en la nube, para su gestión y para backups, es algo muy útil e incluso recomendable. Desde el punto de vista de la privacidad y seguridad es recomendable asegurarse (al igual que en las páginas web), que operen bajo protocolos seguros de conexión a los servidores, revisar la configuración de privacidad, utilizar contraseñas robustas, cifrar los datos más sensibles antes de subirlos. Y, sobre todo, disponer de una segunda copia alternativa en otro servicio o en un disco duro externo.

La ley como último recurso para salvaguardar nuestra privacidad

Volviendo a la idea inicial: la privacidad completa no existe en Internet, pero si pese a seguir las recomendaciones de seguridad tenemos conocimiento de que nuestros datos personales han sido utilizados sin nuestro consentimiento, hay que recordar que en Europa disponemos de una legislación que vela por nuestra privacidad.

Por lo tanto, ante cualquier violación o error vinculado a nuestra privacidad, podemos hacer valer los derechos ARCO (acceso, rectificación, cancelación y oposición) respecto a nuestros datos personales.

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