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Big Data: clave para el crecimiento económico

La cantidad de datos e información que genera la humanidad no tiene precedentes, y su crecimiento exponencial año tras año nos enfrenta a cifras astronómicas, difíciles de asimilar. Según el informe Global DataSphere de IDC, en 2025 el volumen del Big Data mundial será de 175 Zb.

Pero, más allá de cantidades mareantes, lo verdaderamente importante del Big Data es su tratamiento, procesamiento y análisis. Aunque disponer de más información es mejor, lo relevante, lo que puede llegar a ser un factor diferencial y una ventaja competitiva son las conclusiones y decisiones que se pueden extraer a partir de esos datos.

Así, el potencial del Big Data como factor disruptivo en multitud de ámbitos depende del correcto procesamiento de la información. Mediante avanzados algoritmos se pueden transformar datos y cifras de multitud de fuentes en conclusiones tangibles, analizables.

La economía son datos, los datos son economía

Al influir y afectar a múltiples sectores (retail, industrial, logística, agricultura, educación, banca, etc.), la creciente adopción del uso del Big Data se está convirtiendo en un elemento clave para el crecimiento económico.

Nunca antes las empresas habían tenido la posibilidad de acceder en tiempo real a miles de datos económicos, de su propio negocio y también de otras fuentes como organismos oficiales. El cruce de todos estos datos y, sobre todo, su rápido análisis, les permite disponer de información clave para la evolución de un negocio.

Desde el análisis y estudio a nivel macroeconómico hasta las decisiones clave para la evolución de pequeños negocios, el Big Data abre todo un mundo de posibilidades para construir nuevas oportunidades de negocio y hacer crecer la economía.

Del análisis a la predicción económica: macroeconomía y Big Data

Los expertos en estadística, los ministros de finanzas o los banqueros centrales son algunos de los actores más interesados en la obtención de más y mejores datos económicos que les permitan medir, describir y analizar con mayor precisión la actividad económica.

A diferencia de las antiguas estadísticas de los organismos oficiales, demasiado lentas y a veces descontextualizadas, actualmente existe la tecnología y las herramientas para obtener mucha más información y en tiempo real. Así, por ejemplo, se puede monitorizar la actividad económica con parámetros que antes no se utilizaban, como las noticias en los medios, la actividad en las redes sociales o las búsquedas en Internet. Además, cada interacción entre individuos, empresas y gobiernos deja una huella digital que aporta información adicional.

De esta manera, con el cruce actual de miles de datos aparentemente inconexos, y su correcta lectura y análisis, es posible determinar más variables a tener en cuenta. Estamos muy cerca de obtener un mapa de la economía en tiempo real.

Con esta información es posible hacer estimaciones y proyecciones de futuro, algo clave para tomar mejores decisiones en el presente. Aunque hay economistas que recelan de la capacidad real de hacer predicciones económicas (el historial de análisis fallidos es extenso y hay muchos intereses en hacer predicciones interesadas), lo cierto es que con el Big Data es posible afinar como nunca estas predicciones, o al menos describir tendencias de futuro más realistas.

Algunos ejemplos clásicos de esto son la previsión de flujos turísticos en una zona determinada (analizando por ejemplo los movimientos de tarjetas bancarias y cruzándolos con la movilidad que proporcionan los GPS de los smartphones), o la intención de compra de viviendas en un barrio concreto de una ciudad cualquiera.

Crecimiento empresarial y Big Data: del análisis a la monetización

Para poner en valor una vez más el valor del Big Data para las empresas, nada mejor que un dato: según IDC Research España, en el año 2022 más del 50% de los negocios van a ser generados a partir de los datos, y la mitad de los ingresos vendrá de la monetización de estos.

Conocer las tendencias, patrones y hábitos de consumo, e incluso predecir en cierta medida futuros comportamientos, es algo que antes del uso del Big Data no era posible, por lo menos con el actual nivel de detalle y precisión. Y es evidente que cualquier negocio está dispuesto a pagar por esta información que supone una ventaja competitiva fundamental: permite detectar los segmentos de mercado más rentables, y abre nuevas oportunidades de negocio con la creación de nuevos y mejores productos y servicios.

Un ejemplo paradigmático de crecimiento empresarial basado en los datos lo encontramos en Netflix: la recolección de datos de comportamiento y gustos de los usuarios (sumado a datos externos como los rankings de películas más pirateadas) no solo es clave para el avanzado algoritmo de recomendaciones de la plataforma, sino que condiciona el tipo de historias que van a producir, e incluso los actores que deben protagonizarlas.

De hecho, desde su nacimiento como plataforma de streaming online en 2007 tardaron siete años en producir su primera serie propia, House of Cards, teniendo en cuenta todo el Big Data recopilado. El resultado fue un éxito de público y crítica sin precedentes. Actualmente esta “dependencia” de los datos le aporta cada año a Netflix un billón de dólares de ingresos de suscriptores que no abandonan la plataforma.

Retos pendientes para un mejor provecho económico del Big Data

El potencial del Big Data para el crecimiento económico es enorme y los beneficios que ya genera son evidentes, pero también hay que poner de manifiesto algunos retos pendientes.

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Más variedad y velocidad: no solo importa el volumen

Para obtener aún mejores resultados y análisis, es clave recordar la importancia de partir de los datos adecuados, que sean más afinados, más representativos y con menos “ruido”. Dos ejemplos: si nos fijamos en lo publicado en las redes sociales, es posible que queden fuera de la muestra los ciudadanos de mayor edad; y, si analizamos los pagos en tarjeta, quedaran fuera del foco de análisis los pagos en metálico.

A la calidad se le debe sumar la velocidad de obtención de los datos. No siempre será posible obtener datos en tiempo real, pero normalmente tendrán más valor en función de su mayor actualidad.

Más demanda que profesionales

La Unión Europea ya ha alertado de la gran demanda de profesionales especializados en Big Data que habrá en el año 2025, y esta necesidad ahonda más en el actual “gap” existente entre la oferta y demanda de expertos. Porque no debemos olvidar que, tras los algoritmos y la tecnología, aún hay personas responsables de su diseño y también de su interpretación.

¿De quién son los datos?

Actualmente, la mayor parte de los datos están en manos del sector privado (bancos, empresas de telecomunicaciones, plataformas de redes sociales y fabricantes), y esto es algo que, sin el debido control, puede llegar a ser un riesgo, sobre todo para el acceso a la información en igualdad de condiciones, pero también para la seguridad y privacidad de los mismos.

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